Cuando piensas en “tecnología en las empresas”, probablemente te imaginas una herramienta para agilizar las operaciones y aumentar la productividad. Pero tu idea resulta equivocada.
Al estar inmerso en el sector informático, fui testigo directo de cuán transformadora puede ser la tecnología empresarial cuando se alinea con las necesidades de nuestra mano de obra.
En efecto, cuando concebimos a la tecnología como una columna vertebral y un sostén clave, en lugar de considerarla simplemente como un conjunto de herramientas, comenzamos a apreciar su verdadero potencial para mejorar tanto la eficiencia de las operaciones, como el bienestar de los equipos.
Por lo tanto, nuestro compromiso debe ir más allá del simple despliegue tecnológico; se trata de aprovecharla estratégicamente para crear lugares de trabajo que sean más eficientes, y también más humanos y solidarios. Es que al priorizar la salud y la satisfacción de nuestros empleados, cultivamos entornos propicios para la innovación y la lealtad, impulsando organizaciones prósperas frente al vertiginoso y cambiante panorama empresarial actual.
El despliegue estratégico de la tecnología en los modelos de trabajo híbridos
Hace sólo unos años, eran impensados los modelos de trabajo a distancia. El cambio a entornos laborales híbridos nos empujó a una nueva realidad, repleta de desafíos pero también de oportunidades para la innovación y el crecimiento.
En este contexto, la implementación estratégica de sólidas plataformas de colaboración y comunicación resulta crucial. Estas herramientas son esenciales para mantener la continuidad del flujo de trabajo y garantizar que todos los miembros del equipo se sientan parte integrante del tejido empresarial, independientemente de su ubicación.
Como ejemplo muy cercano a mí, destaco el software de Gestión de Servicios que permite a las organizaciones administrar flujos de trabajo interdepartamentales, contribuye a automatizar tareas de rutina, enrutar las consultas a las áreas adecuadas de forma eficiente y reducir significativamente los tiempos de respuesta.
Además, es muy útil para dotar a las empresas de otras capacidades esenciales para las modalidades de trabajo remoto o híbrido. Tal es el caso de los portales de autoservicio que permiten a las personas encontrar soluciones a problemas comunes de forma independiente, creando una sensación de autonomía a la vez de reducir la carga laboral del personal de soporte.
Como vemos, esto es más importante de lo que se piensa. Por supuesto, hay que tener en cuenta la eficiencia operativa, pero también es fundamental fomentar el espíritu grupal y la satisfacción y el compromiso de los empleados. Dichos aspectos son vitales en un entorno disperso.
La flexibilidad que nos ofrece la tecnología en las empresas se convirtió en una piedra angular de las prácticas laborales progresistas, ya que facilitan las tareas asincrónicas y la implementación de los horarios flexibles, al mismo tiempo de otorgar la libertad a nuestros empleados para trabajar cuando son más productivos y se sienten más cómodos.
Esta consideración respecto de los estilos laborales individuales y de las circunstancias personales mejora activamente su salud mental y su satisfacción. Porque no se trata sólo de resolver problemas logísticos, sino de crear un staff más fuerte y resistente.
La adopción de esas nuevas concepciones exige un cambio de mentalidad en todos los niveles de gestión. La tecnología, en este contexto, no sólo es la solución al reto de la modalidad remota, sino una oportunidad para optimizar nuestra forma de trabajar.
Esto significa crear una cultura que se adapte a los cambiantes entornos informáticos y que, además, se revitalice gracias a ellos. Al hacerlo, ponemos la tecnología en las empresas al servicio de los equipos, garantizando que los esfuerzos colectivos conduzcan al éxito tanto individual como organizacional en esta nueva era.
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Descenso del estrés laboral mediante la integración de la tecnología en las empresas
El papel de la Inteligencia Artificial (IA) y la automatización en el entorno laboral trasciende la mera eficiencia operativa. Estas tecnologías tienen la profunda capacidad de redefinir el propio trabajo, al encargarse de las tareas rutinarias y repetitivas, liberando a nuestros empleados para que puedan abocarse a proyectos más importantes y creativos. En consecuencia, dicha reasignación estratégica mejora su satisfacción.
Sin embargo, la integración de la IA y la automatización conlleva una serie de responsabilidades. En principio hay que ser conscientes del potencial de desplazamiento de puestos de trabajo y de las implicancias éticas de dichas tecnologías.
Por otro lado, la idea no es incorporar la tecnología en las empresas en detrimento del plantel para recortar costos, sino de destinar cuidadosamente los recursos humanos para que generen más valor a nuestra organización, y también para contribuir a la realización personal y a las oportunidades de desarrollo profesional de nuestros empleados.
Este enfoque equilibrado garantiza que la introducción de tecnologías inteligentes no se guíe únicamente por el marketing de la IA, sino que sirva realmente a todos los involucrados, impulsando nuestras capacidades operativas y mejorando la vida profesional de los miembros del equipo.
La adopción de la IA y la automatización, por lo tanto, requiere una estrategia matizada que va más allá de la implementación técnica. Deben utilizarse para crear un ecosistema dentro de nuestra organización en el que la tecnología apoye y eleve el potencial humano.
Al hacerlo, estamos optimizando activamente la calidad del trabajo y el bienestar de cada individuo. De esta manera, ponemos la tecnología en las empresas al servicio de los equipos, creando un staff más motivado, satisfecho y productivo.
Las opiniones de los empleados ayudan a crear las estrategias tecnológicas
Los conocimientos más valiosos proceden directamente del terreno real, lo cual se aplica al ámbito de la implementación de la tecnología en las empresas. Cuando registramos la manera en que la informática impacta en las operaciones diarias desde la perspectiva del empleado, adaptamos las soluciones a las necesidades concretas, en vez de a las percibidas.
Este enfoque garantiza que la tecnología mejore los procesos de trabajo, en lugar de complicarlos, lo que conduce a una mayor satisfacción laboral y productividad.
La incorporación de herramientas como los sistemas de resolución de conflictos basados en IA es un ejemplo de la forma en que el feedback puede influir directamente en la aplicación de la tecnología. Estos sistemas son capaces de filtrar los patrones de comunicación para abordar preventivamente posibles malentendidos, fomentando así un entorno de trabajo más colaborativo.
Dichas medidas proactivas, basadas en las opiniones directas de nuestros equipos, mitigan los conflictos, elevan la cultura general de la empresa y aseguran que la tecnología sirva de facilitador -no de perturbador- para los empleados.
Conclusión
Si las empresas se focalizan en tecnologías que faciliten la flexibilidad, reduzcan el estrés y fomenten un entorno de retroalimentación y mejora continua, garantizan equipos más productivos, felices y comprometidos.
En definitiva, el objetivo de la tecnología en las empresas es optimizar tanto la eficiencia operativa como servir a los propios equipos que la utilizan cada día. Este enfoque que prioriza a las personas impulsará el avance de la organización en la actual era digital.
Por lo tanto, nuestra responsabilidad es asegurar que la informática en el ámbito laboral capacite a los equipos y contribuya positivamente a la cultura organizacional. De este modo, no sólo elevamos los resultados empresariales, sino que también ayudamos al bienestar de los empleados para que trabajen por el éxito general.