La migración de aplicaciones es el proceso de trasladar sistemas de software de un entorno a otro, a menudo (pero no siempre) de servidores locales a la nube. El procedimiento implica mucho más que la simple transferencia de archivos; requiere pasar todos los componentes que mantienen en funcionamiento la aplicación, como bases de datos, configuraciones e integraciones.
En este contexto, la Gestión de Activos de IT (ITAM) desempeña un papel fundamental al proporcionar visibilidad de los elementos relacionados con la aplicación. Esta información resulta esencial para planificar la migración adecuadamente, reducir los riesgos y evitar la pérdida de partes críticas del sistema.
Definición de migración de aplicaciones
La migración de aplicaciones es el proceso de trasladar un software de un entorno a otro. Lo más habitual es la transferencia de una configuración on-premise (la aplicación se ejecuta en servidores locales) a un ecosistema de la nube, como Amazon Web Services (AWS), Microsoft Azure o Google Cloud. Pero también puede implicar el cambio de proveedor de la nube, el paso a una plataforma diferente o la actualización de la arquitectura de dicha aplicación.
Ahora bien, cuando hablamos de “aplicación”, no nos referimos solo a un único archivo o pieza de software. De hecho, ésta suele incluir:
- Frontend: aquello con lo que interactúan los usuarios (como una interfaz web o una aplicación móvil).
- Backend: servicios que se encargan de la lógica y el procesamiento.
- Base de datos: donde se almacena toda la información.
- Configuraciones y ajustes: roles de usuario, permisos y flujos de trabajo.
- Integraciones y dependencias: otras herramientas o sistemas a los que se conecta.
- Infraestructura donde se ejecuta: servidores físicos o virtuales, almacenamiento y redes.
Ejemplo de migración de aplicaciones
Supongamos que tu empresa utiliza una herramienta on-premise de Gestión de Relaciones con los Clientes (CRM - Customer Relationship Management). En caso de migrarla a la nube, significaría algo más que instalarla en un servidor diferente. Tendrías que trasladar la interfaz de usuario, la base de datos de los clientes, el proceso de autenticación y cualquier enlace a tu plataforma de correo electrónico o sistema de tickets. Y todo tiene que funcionar igual (o mejor) una vez que se encuentre en el nuevo entorno.
¿Por qué es importante la migración de aplicaciones?
Cuando no sabes qué estás trasladando (o cómo se conectan todos los componentes), puedes generar funciones defectuosas, problemas de seguridad, tiempo de inactividad o incluso la pérdida de los datos. Por eso es clave conocer el funcionamiento de la migración de aplicaciones.
Si bien es posible llevar adelante el proceso en diferentes direcciones, hoy en día el escenario más común es la transferencia de los sistemas locales a la nube. Según el estudio Foundry's 2024 Cloud Computing Study, el 63% de las organizaciones aceleraron sus esfuerzos de traspaso a ese entorno en el último año, y el 70% opta por defecto por servicios en esa instancia al momento de comprar o actualizar la tecnología.
¿Por qué este cambio? Las principales razones son:
- Mejora de la seguridad y la gobernanza (34%).
- Mayor escalabilidad (33%).
- Adopción más rápida de las herramientas de IT emergentes como la IA (29%).
- Sustitución de la infraestructura heredada y optimización de la resiliencia.
Estos factores demuestran que la migración de aplicaciones excede la cuestión de IT, ya que se vincula con la necesidad de mantener la competitividad, la flexibilidad y la preparación adecuada de cara al futuro.
Errores comunes cuando se migran las aplicaciones
La migración de aplicaciones es una iniciativa estratégica que requiere una cuidadosa coordinación, amplia visibilidad y previa planificación. Y aunque el objetivo suele ser mejorar el rendimiento, la flexibilidad o la rentabilidad, el proceso puede resultar negativo si no se gestiona de forma adecuada.
En las próximas líneas enumeramos los errores más comunes que cometen las organizaciones al transferir las aplicaciones, en especial cuando se pasan a la nube.
#1. Falta de visibilidad de aquello que se está migrando
Uno de los mayores problemas en cualquier migración de aplicaciones es no saber exactamente qué incluye la aplicación.
Como mencionamos, una aplicación típica es más que solo código: son servidores, bases de datos, licencias, acceso de usuarios, configuraciones y mucho más.
Por lo tanto, sin una visión clara de todos los componentes, posiblemente se dejen atrás piezas importantes.
#2. Pasar por alto las dependencias
Las aplicaciones dependen de otros sistemas para funcionar correctamente, lo cual incluye APIs, servicios de autenticación o herramientas de terceros.
La migración debe mapear estas conexiones para evitar romper ciertas capacidades o directamente interrupciones importantes.
#3. Migrar aplicaciones no utilizadas u obsoletas
Sin datos sobre el uso, los equipos pueden dedicar tiempo y recursos a trasladar aplicaciones empresariales que apenas se utilizan o que son innecesarias. Esto satura el nuevo entorno y conlleva mayores costos.
#4. Ignorar los requisitos de las licencia y el cumplimiento normativo
Teniendo en cuenta que no todas las licencias de software son compatibles con la nube, el traslado de una aplicación sin comprobar los términos de las mismas a veces supone una violación de los acuerdos o la generación de gastos imprevistos.
Por lo tanto, una estrategia sólida de migración de aplicaciones siempre tiene que incluir una revisión de las licencias.
#5. Saltear la planificación de reversión o contingencia
En algunas migraciones surgen problemas. Por eso es clave contar con un plan de contingencia claro para evitar la interrupción total del servicio.
Un plan de migración de aplicaciones adecuado debe incluir los pasos para la recuperación.
#6. No realizar suficientes pruebas
En ocasiones, los equipos dan por sentado que, si el proceso de migración se completa, todo funcionará correctamente.
Sin embargo, resulta fundamental probar la aplicación en el nuevo entorno -incluido el acceso de los usuarios, el rendimiento y la integridad de los datos- para evitar el caos.
#7. Dejar afuera a las partes interesadas
Una aplicación suele servir a diferentes equipos en la organización. Entonces hay que involucrar a las personas adecuadas en la planificación y las pruebas para no pasar por alto requisitos o procesos empresariales críticos.
10 pasos esenciales para una estrategia eficaz de migración de aplicaciones
Una migración de aplicaciones exitosa necesita un plan claro. Aunque cada organización cuenta con diferentes herramientas, recursos y objetivos, estos pasos que enumeramos a continuación proporcionan un punto de partida sólido para llevar adelante este proceso.
#1. Definir los objetivos
El primer paso es aclarar por qué se realiza la migración: ¿Deseas reducir costos, modernizar la infraestructura, escalar más fácilmente o sustituir los sistemas heredados? Los objetivos darán forma a toda la estrategia.
#2. Identificar e inventariar la aplicación
Para mapear todo lo incluido en la aplicación (servidores, bases de datos, licencias, usuarios, configuraciones e integraciones), usa herramientas de Gestión de Activos de IT. Esta es la base del plan: si no sabes qué involucra, no podrás hacer el traspaso de forma adecuada.
#3. Mapear las dependencias
Las aplicaciones suelen depender de otros sistemas y servicios. Por lo tanto, documenta estas conexiones para que nada se rompa durante el procedimiento. Aquí es donde se vuelve esencial ITAM, especialmente con sus capacidades de la Base de Datos de Gestión de la Configuración (CMDB - Configuration Management Database).
#4. Evaluar las licencias y el cumplimiento normativo
Antes de transferir las aplicaciones, revisa las licencias y los requisitos de cumplimiento normativo. No todo el software se puede pasar libremente a un nuevo entorno, especialmente en sectores regulados.
#5. Elegir el enfoque adecuado para la migración
En función de tus objetivos y de lo descubierto hasta ahora, selecciona el tipo de migración más adecuado: reubicación, cambio de plataforma, refactorización, recompra, retirada o retención (esta decisión guiará los siguientes pasos).
- Reubicación: traslada la aplicación tal cual a un nuevo entorno, normalmente la nube (“lift and shift”).
- Cambio de plataforma: realiza algunas optimizaciones sin modificar la arquitectura central.
- Refactorización: rediseña o reescribe partes de la aplicación para aprovechar al máximo el nuevo entorno.
- Recompra: sustituye la aplicación actual por una nueva solución, a menudo un producto SaaS.
- Retirada: saca la aplicación si ya no es necesaria o no se utiliza.
- Retención: mantiene la aplicación donde está por ahora y revisa la decisión más adelante.
#6. Crear un plan de migración y un calendario
En esta instancia divide el proceso de traspaso en fases, asigna responsabilidades, define los plazos y, lo más importante, incluye un plan de reversión en caso de algún fallo.
#7. Realizar pruebas en un entorno controlado
Antes de ponerla en marcha, prueba la migración en un entorno controlado o sandbox para asegurar que la funcionalidad, la integridad de los datos, el rendimiento y el acceso de los usuarios funcionen según lo previsto.
#8. Ejecutar y validar
Este paso consiste en llevar a cabo la migración siguiendo el plan. Después de la implementación, vuelve a realizar pruebas de validación. No des por sentado que todo funciona bien solo porque finalizó la transferencia.
#9. Actualizar tu sistema ITAM
Una vez completado el proceso, actualiza los registros de los activos y la CMDB. Esto garantiza que la documentación siga siendo precisa y sirva de apoyo para futuras auditorías o cambios.
#10. Revisar y optimizar
Una vez que todo esté en funcionamiento, revisa aquello que salió bien (y aquello que no): recopila comentarios, resuelve cualquier problema pendiente y busca oportunidades para mejorar el rendimiento o reducir los costos en la nueva configuración.
¿Cómo ayuda InvGate Asset Management con la migración?

El éxito de la migración de aplicaciones depende de contar con una visibilidad completa del entorno de IT. Y en este punto preciso InvGate Asset Management marca la diferencia: desde la planificación hasta la limpieza posterior a la migración, proporciona las herramientas necesarias para mantener el control en cada etapa del proceso.
En concreto, así respalda tu estrategia de migración de aplicaciones:
#1. Descubrimiento de activos
InvGate Asset Management detecta automáticamente todos los activos de IT de tu organización. Esto incluye servidores, endpoints, aplicaciones instaladas y otros componentes de la infraestructura, ofreciendo una visión completa de todo aquello que forma parte de la aplicación que vas a migrar.
#2. Mapeo de las dependencias con la CMDB
La CMDB integrada en InvGate Asset Management te permite mapear las relaciones entre los activos, para que puedas comprender cómo interactúan las aplicaciones con las bases de datos, los servidores y los servicios. Dicho proceso ayuda a evitar interrupciones durante la migración, ya que garantiza que se tengan en cuenta todas las dependencias.
#3. Información sobre el ciclo de vida y seguimiento del uso del software
Antes del proceso de traspaso, identifica el software obsoleto, redundante o infrautilizado. Con los datos de uso en mano, tomarás decisiones informadas sobre qué trasladar y qué retirar. Además, conlleva transiciones más limpias y reduce los costos de la nube.
#4. Rastreo de las licencias y del cumplimiento normativo
InvGate ofrece la posibilidad de realizar un seguimiento de las licencias y del uso del software, lo cual garantiza el cumplimiento normativo al trasladar activos entre los entornos. Esto resulta útil especialmente al pasar a la nube, donde las condiciones de las licencias pueden ser diferentes.
#5. Uso de etiquetas inteligentes y atributos personalizados
Las etiquetas inteligentes mantienen todo organizado y facilitan el filtrado, la generación de reportes y la gestión de los activos durante todo el proceso. Así que etiqueta dichos activos por estado de migración, departamento, entorno (on-premise o en la nube) o cualquier categoría personalizada.
#6. Recopilación del software
Después del traspaso, InvGate te permite eliminar el software no utilizado o no asignado del antiguo entorno. La recolección del software ayuda a limpiar, recuperar licencias y evitar gastos innecesarios.
#7. Visibilidad centralizada y preparación para las auditorías
Todos tus activos y datos de la migración se centralizan en un solo lugar, lo cual facilita acceder a información sobre el progreso, realizar un seguimiento de los cambios y estar preparado para las auditorías internas o externas.
Conclusión
La migración de aplicaciones no tiene por qué ser abrumadora. Tanto si te diriges a la nube como si estás reorganizando todo internamente, es esencial contar con un plan claro y una visibilidad completa del entorno.
Con el enfoque y las herramientas adecuadas, como InvGate Asset Management, el proceso será más fluido, inteligente y mucho menos arriesgado. ¿Estás listo para conocerlo en acción? Comienza con una prueba gratuita para saber la forma en que simplificará tu próxima migración.