Si perteneces al mundo de la Gestión de Servicios de IT (ITSM), sabrás exactamente quiénes son los actores dominantes. El panorama se encuentra claramente definido, las normas establecidas y el mercado llegó a su madurez. Pero cuando se trata del ámbito de la Gestión de Activos de IT (ITAM), la historia resulta diferente.
No existe un “ServiceNow de la Gestión de Activos”; es decir, no contamos con una plataforma única que establezca el espacio, las reglas o marque el camino. A primera vista parecería un signo de debilidad: el mercado ITAM aún está tratando de encontrar su lugar, lo cual genera incertidumbre y confusión.
Pero, en realidad, esta fragmentación hace que la Gestión de Activos en la actualidad sea una de las áreas más interesantes y propicias para la innovación en el sector de las tecnologías.
Esa apertura llama la atención: según SNS Insider, el mercado del software de ITAM se valoró en US$ 1.700 millones en 2023 y se prevé que se incremente hasta alcanzar casi los US$ 2.900 millones en 2032.
Entonces, en vez de ser un rubro informático en decadencia, se trata de un espacio que se encuentra en maduración y que muestra una urgencia y un presupuesto crecientes: aquello que le falta en estandarización, lo compensa en oportunidades.
¿Por qué la Gestión de Activos de IT se resiste a la consolidación?
La Gestión de Activos IT no sigue un modelo universal. Las necesidades básicas varían mucho de una organización a otra, e incluso dentro de la misma empresa, la propiedad suele ser poco clara.
En algunos casos, está bajo la órbita del departamento de Infraestructura. En otros, se encarga el equipo de IT, Finanzas, Seguridad o incluso Compras. Y cada uno posee sus prioridades: gobernanza, seguimiento del ciclo de vida, control de costos, cumplimiento normativo, aprovisionamiento.
Como resultado, aquello considerado “bueno” en la Gestión de Activos depende totalmente del contexto: el sector, la normativa, el perfil de riesgo y la cultura interna.
Y como ninguna plataforma se convirtió en indispensable, el costo de cambiar de herramienta sigue siendo bajo: las empresas son libres de probar una solución, evaluarla e incorporarla sin que ello suponga una interrupción importante de las operaciones.
Esa libertad es poco común y muy poderosa. Se trata de un tipo de libertad que intentamos proteger en nuestra propia filosofía de diseño, dando a los equipos la potestad de configurar el sistema en función de sus necesidades, y no al revés.

La ventaja estratégica de un mercado ITAM fragmentado
Si trabajaste en IT u operaciones, habrás visto las desventajas de la estandarización: herramientas que incluyen un manual extenso, una estructura rígida y el mensaje tácito de “tu proceso debe ser así”. Eso es ideal si tu organización se ajusta a dicho enfoque. Pero la mayoría de las veces no ocurre de ese modo.
Y esa es la oportunidad que ofrece el mercado ITAM en este momento: se encuentra fragmentado, sí, pero también que está muy abierto. Por lo tanto, no hay una “forma dominante de hacer el trabajo”, ni un sistema al que todos estén obligados a adaptarse.
Nos encontramos en un terreno virgen, para comenzar de cero, donde las empresas cuentan con margen para diseñar aquello que necesitan, en lugar de tener que encajar a la fuerza en el molde de otros.
Precisamente para este tipo de momentos se creó InvGate: no para imponer la conformidad, sino para apoyar la creatividad en la forma en que los equipos gestionan sus activos.
Tomemos como ejemplo Norteamérica: en 2023, disponía de la mayor cuota del mercado de software de Gestión de Activos de IT, con alrededor del 45,4%.
Pero aquello que funciona en Estados Unidos o Canadá no tiene por qué servir en Latinoamérica, Europa o Asia-Pacífico. Las diversas regiones se enfrentan a diferentes requisitos normativos, estructuras organizacionales y limitaciones de recursos. La falta de un estándar global es un reflejo de cuán distintas son las necesidades de cada uno.
Fui testigo de empresas que se replantearon por completo la propiedad: en lugar de limitar la Gestión de Activos a un solo departamento, la abordan como una infraestructura compartida, a la que pueden acceder y en la cual están en condiciones de confiar las áreas de Finanzas, Seguridad, IT e incluso Recursos Humanos. Ese cambio no requiere una gran reorganización, sino una herramienta que admita varios tipos de usuario.
Los equipos más inteligentes que conocí no esperan la posibilidad de personalizar; sino que modifican la forma en que se clasifican los activos, crean sus propias relaciones entre los tipos de datos o reutilizan módulos para realizar un seguimiento de los elementos, como la maquinaria de la planta de producción o las unidades de almacenamiento en frío.
Como no están limitados por un enfoque único para todos, pueden actuar con mayor agilidad, iterar, fracasar discretamente y mejorar rápidamente, sin necesidad de disponer de un proceso de solicitud de cambio que se extienda por seis meses.
Incluso las pequeñas modificaciones en ocasiones tienen un efecto dominó. Así, una empresa con la que hablé comenzó utilizando ITAM para laptops y monitores, lo cual es bastante habitual. Pero una vez que constataron lo fácil que era añadir tipos de activos personalizados, lo ampliaron para realizar un rastreo de las herramientas asignadas a los empleados, los kits de onboarding y hasta los pases de estacionamiento.
¿Por qué? Porque una vez que confirmaron que el sistema les funcionaba, los límites de “aquello que se consideraban un activo” se volvieron un poco más difusos. El mismo patrón lo percibimos una y otra vez: cuando los usuarios observan que la plataforma deja de ser un obstáculo, comienzan a resolver los problemas que nunca habían previsto.
Ahí radica la ventaja estratégica. Un sistema rígido implica que lo optimizas dentro de las reglas de otra persona. Pero en uno flexible, escribes las tuyas propias; y eso marca la diferencia.
Cuando no te encuentras atado a un marco fijo, eres libre de construir algo que realmente se adapte a tu contexto, que refleje tus limitaciones en el mundo real, tu gente concreta y tus necesidades cambiantes. Ahí sucede lo bueno y donde la innovación comienza a sentirse natural.

Excel no es solo un competidor, constituye un indicador de madurez
Una lección que aprendí a lo largo de los años de trabajar con clientes en este ámbito es que si creas un software de ITAM, tu mayor competidor no es otra herramienta, sino Excel.
Pero el verdadero problema va más allá de Excel en sí mismo, sino en qué representa: su uso en ITAM no es una señal de que funcione bien, sino de que muchas organizaciones continúan estancadas en un enfoque reactivo y ad hoc del seguimiento de los activos. Hacen lo justo para salir adelante, pero no lo suficiente para avanzar.
En definitiva, excede la usabilidad para hacer foco en la madurez.
Las hojas de cálculo para gestionar entornos complejos constituyen una zona de confort, un camino familiar y sin complicaciones que retrasa el arduo trabajo de la transformación operativa.
Es evitar el cambio del control manual a una gobernanza estructurada e impulsada por la inteligencia, estrechamente integrada con flujos de trabajo para administrar servicios más amplios.
Ahí está la oportunidad. Por eso nos centramos tanto en hacer que InvGate Asset Management no solo sea más fácil que Excel, sino fundamentalmente más útil, porque proporciona a las empresas la confianza necesaria para su evolución.
Además de las ventajas obvias de una mejor interfaz y funciones más elegantes, dejar atrás Excel ayuda a las organizaciones a adoptar una posición más estratégica, en la cual los activos no sólo se rastrean, sino que se gestionan activamente, donde los datos no quedan encerrados en celdas, sino que se muestran en tiempo real para fundamentar las decisiones.
Y en el momento en que una compañía está lista para cruzar esa línea, para pasar de “simplemente llevar un registro” a “gestionar realmente”, es cuando una verdadera solución ITAM se vuelve invaluable.
¿Qué buscan las empresas en las herramientas de Gestión de Activos?
Cuando se habla de software, especialmente en el ámbito de IT empresarial, a menudo existe una especie de obsesión por sus funciones: largas listas, especificaciones interminables, cuadros comparativos.
Pero el éxito de la Gestión de Activos no depende de quién cuente con la nómina más extensa de botones y opciones, sino de lo bien que la herramienta se adapte al ritmo de trabajo diario de una organización.
Las mejores soluciones no intentan impresionar con su complejidad. Por el contrario, hacen sentir al usuario que sabe cómo utilizarla cinco minutos después de iniciada la sesión. Esa fue la base de nuestra filosofía de diseño: una interfaz limpia que no intimide a las personas, aun si son nuevas en el mercado ITAM.
Si estás implementando la Gestión de Activos en varios departamentos, necesitas algo más que sólo un buen motor: requieres una plataforma accesible, que desde la primera interacción te transmita la sensación de que “no ralentizará el trabajo”.
Esa percepción es importante especialmente cuando se trata con múltiples partes interesadas que hablan lenguajes operativos muy diferentes.
Por caso, el departamento de Seguridad desea visibilidad y control; el Financiero, datos de depreciación, claridad en los contratos y uso de las licencias; el de Compras, saber qué hay que renovar. Si la plataforma está imposibilitada de dar soporte a todos ellos sin crear silos o añadir fricciones, solo impulsará nuevos problemas en otro lugar.
En ese punto, cuestiones como las consultas en lenguaje natural se convierten en un aspecto fundamental: significa que alguien del departamento de cumplimiento normativo puede preguntarle al sistema: “Muéstrame todos los endpoints de la región A que no cumplen con los estándares de cifrado” y obtener una respuesta sin necesidad de memorizar una docena de filtros anidados.
Se trata de la diferencia entre “aprender a utilizar el software” y simplemente usarlo: invertimos en funciones como estas porque ayudan a todos los equipos, no solo a los gestores de activos, a sentirse cómodos y empoderados con los datos.
Y luego está la adaptabilidad. Uno de los requerimientos más subestimados en el mercado ITAM es la capacidad de realizar un seguimiento de los activos que no aparecen en la hoja de cálculo tradicional.
Así, si las empresas necesitan inventariar camas de hospital, robótica industrial, terminales de punto de venta e incluso mobiliario de oficina, dependiendo del sector en el que operen, no tengan que encajar en el molde de “activo de IT”, sino que dispongan de un sistema que no se bloquee cuando le piden que gestione algo fuera del caso de uso predeterminado.
Con todo lo dicho, es claro por qué la Gestión de Activos de Software —un área clave dentro de la disciplina más amplia de ITAM— también está en auge. Grand View Research estimó que en 2023 el mercado movía US$ 3140 millones, con un incremento previsto de más del 16% anual hasta 2030.
Ese tipo de crecimiento refleja cómo las empresas buscan formas más inteligentes y eficientes de rastrear, gestionar y optimizar todo el espectro de sus activos... más allá de aquello enchufado físicamente a la pared.
En consecuencia, cuando nos preguntamos qué buscan las empresas, respondemos que excede la funcionalidad, para poner foco en la autonomía: optan por herramientas que los ayuden a crear la versión de la Gestión de Activos que se adapte a su negocio, su estructura y su ritmo.
Y ese es el verdadero cambio: alejarse de la obligación de seguir un modelo rígido y único para todos... y avanzar hacia plataformas que ofrezcan bases sólidas, pero que permitan configurar los detalles. Las mejores soluciones se adaptan a la estructura real de tu negocio, con la flexibilidad suficiente para ajustarse y la orientación necesaria para ayudarte a avanzar rápidamente en el mercado.
Porque cuando el sistema empieza a parecer una extensión natural de la forma en que la gente ya trabaja (en lugar de algo con lo que tienen que luchar constantemente), es cuando aparece su valor real.
No esperes la estandarización, crea aquello que te funcione a ti
Lo bueno de este momento es que no existe una forma “correcta” de hacer la Gestión de Activos, y eso es parte de que valga la pena hacerlo ahora. Se trata de una oportunidad única y de un nivel de libertad poco común en el ámbito de las tecnologías de la información.
En lugar de obligar a tu organización a adaptarse a un modelo único para todos, puedes definir un sistema que se ajuste a tus necesidades reales: multifuncional, versátil y fácil de desarrollar.
La Gestión de Activos de IT debe construirse en torno a cómo trabajas realmente, y no a cómo un proveedor cree que deberías hacerlo. Por eso nos centramos tanto en diseñar una plataforma para dar soporte a diversos casos de uso -no para limitarlos-. Tanto si realizas un seguimiento de laptops, carretillas elevadoras o kits de onboarding, el sistema se adapta a ti, y no al revés.
Así que todavía no existe un “estándar” en la Gestión de Activos. Quizás aparezca uno con el tiempo. Pero las empresas inteligentes no esperan a que eso suceda; ya están creando sistemas que reflejan sus prioridades, su estructura y su ritmo. Y nosotros los acompañamos en ese proceso.